lunes, 28 de noviembre de 2011

Un nuevo heroe para nuestros peludos / Parte IV


El camión emprendió la salida de la estación de Kennedy tipo 12 de la madrugada. En ese momento en total normalidad, digo normalidad porque el trabajo del Sr. Pedro, es así, seguramente yo, que soy una persona normal estaría nervioso, asustado y con ganas de jalar la ventana de seguridad y salir. Pero como si estuviera hablando de un hecho casual el Sr. Pedro me sigue relatando su vivencia.
Cuando ya caían las 12:30 de la madrugada, llegaron ellos y al ver que la casa estaba por dentro quemándose, no pensaron en tomar una pausa  sino en reaccionar, dar la orden de función, sacar las mangueras y abrir la escotilla del agua, pero en este preciso momento, se percataron que Nerón, estuvo en todo el trayecto encima del camión en la mitad de una escalera, seguramente para no resbalarse, estaba asustado, “nunca había visto el fuego en esa magnitud” entonó el Sr. Pedro.  Nerón se sorprendió al ver  lo que sucedía y rápidamente se bajó, se hizo a un lado. “le indique que no se moviera de ahí y como no tenia con que amarrarlo, espere que él no se viniera donde nosotros, No le miento, se lo rogué a Dios” Combatiendo con el fuego como si fuera una lucha de pulso, la fuerza del contrincante igual a la de su adversario, ninguno de los dos flaqueaba,  simplemente el frio inquietante del agua, contra más de 1000 grados de un cuerpo de fuego que no quería ser apagado.
Cuando lograron a calmar las llamas de la entrada de la casa, el Sr. Pedro era el encargado de entrar al rescate, “ya sabía que debía hacer y comencé hacer el trabajo que se requiere, concentrarme entre el fuego y el agua, entre la vida y la muerte” menciona el Sr. Pedro Cepeda como si me diera un solo camino para llegar a una salida llena de obstáculos.
Con un rompe guardas don Pedro y dos de sus compañeros deciden echar abajo los escombros para poder llegar a donde las víctimas que seguramente estaban asfixiadas por el inclemente humo que salía de esa puerta.   
En una acción que culminó después de un conteo de tres números (1, 2 y 3) los caballeros de armadura amarilla, penetran al garaje y parte de la sala, empezaron a llamar a las personas que se encontraban dentro.


El Sr. Pedro Cepeda seriamente me dice al frente mío “no sabía si era mi psicosis, pero escuchaba a alguien llamándome” Decide gritar más duro y sin darse cuenta Nerón, toma la valentía de lanzarse al fuego, lo dejaría sin palabras, cada movimiento lo podía ver en cámara lenta, pensó en detenerlo pero vio que se mostraba seguro de sí mismo, en una milésima de segundo, analizó que él sabía lo que estaba haciendo y que también quería demostrarle que se encontraba preparado para su acción.
Si me preguntan que sensaciones estaba sintiendo al escuchar este relato y al imaginarme tal acción, no podía creer que el perro que tenia a mi lado, fuera el protagonista de la historia más impactante que me hayan contando alguna vez en mi vida, no podía parpadear así lo quisiera, mi respiración era corta y no quiera mejorarla. Estaba preparado para escuchar la mejor de las finales que podría tener una historia y jamás pensé que fuera de esta manera.


Cuando Nerón se le pierde de vista al Sr. Pedro se preocupa y lo llama, no le importó por un momento su trabajo, sus compañeros, falló como bombero y como trabajador. Decidió quitar todo y lo vio acostado sin aire en la cocina, y no creerán jamás lo que estaba al lado de él.

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